Esta bacteria es la principal "responsable" de vinos dulces tan afamados como los vinos de hielo, el tokaji húngaro o del botrytis riesling de Lindemans, en Australia.
Tradicionalmente los vinos de hielo más famosos son los austríacos, aunque los canadienses llevan años pegando fuerte también. En cualquier caso, es difícil encontrar vinos de hielo canadienses en España, debido a los altos precios que suelen tener. Sí es relativamente fácil, en cambio, encontrarse con un buen eiswein de Alois Kracher, bastante más ajustado en precio (18-28 euros), y con una buena calidad.
El secreto de este vino, además de contar con la bacteria botrytis, es el de su recolección: se recoge en Octubre, con la uva ligeramente pasificada en la cepa, de madrugada, y sólo tras una noche de helada intensa, porque los racimos tienen que llegar al depósito a una temperatura máxima de -4º C. Así el azúcar, al estar congelado, cristaliza y no se quema en la fermentación, quedando de forma residual en el vino, y proporcionándole ese característico sabor dulce.

Yo recomiendo probar el "Vi de gel" sólo en el caso de que no podamos conseguir un vino de hielo, puesto que el precio es parecido (en torno a 15 euros el "vi de gel"), y puestos a probar, mejor el original, ¿no?
En cambio, si nos decidimos por el austríaco, hay que probar el Kracher, porque es la referencia mundial. A partir de ahí podemos encontrar otros mejores (y mucho más caros), si rebuscamos en tiendas especializadas.
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